MAIDEN ROSE_Cap35_RAW

Hola a tod@s!

Aquí os traigo el raw escaneado y limpito.

Espero que lo disfrutéis (sobretodo el beso que Taki POR FIN le da a Klaus, todo un acontecimiento)

Como siempre os digo, podéis comprar el manga en amazon para ayudar a nuestra querida sensei:

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RÉQUIEM POR LA INOCENCIA_Cap6

RÉQUIEM POR LA INOCENCIA

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*ATENCIÓN* Esta novela está protegida por cogyright. Cualquier copia o plagio será castigado por la ley.

Capítulo 6_Escombros

 

6. Escombros

¿Eran las 10?¿Las 11? Áldemir alzó la muñeca para ver la hora y esperó a que su vista se acostumbrara a la luz.

Las agujas del reloj marcaban las 12.

Llevaba ya 6 horas durmiendo pero a él le parecían muchas menos. ¿Cómo era posible que el tiempo pasara tan rápido? Recordó que tras llegar a casa de madrugada había agarrado una manta y se había tapado hasta la cabeza. Ni siquiera logró llegar a la cama, directamente cayó en el sofá del salón quedándose dormido cubierto con lo primero que había encontrado a mano. ¿Dónde estaba esa manta ahora? Los rayos de sol se filtraban por los huecos de las cortinas, iluminando la estancia con un fuerte contraste de luces cegadoras y oscuras sombras. Y cómo no, uno de esos minúsculos destellos le apuntaba a la cara, justo a los párpados. Molesto, gruñó antes de girarse hacia el otro lado para seguir durmiendo. Daba igual que fuera tarde, no pensaba levantarse por nada del mundo. Necesitaba descansar, aprovechar el domingo para reponerse tanto física como mentalmente de aquella semana tan súmamente agotadora.

Menudo iluso.

Antes de que el sueño le atrapase nuevamente, el estruendo de las noticias de última hora le terminó de despertar:

«La guerra en Vetrara se va intensificando con el paso de los días. Lo que había empezado siendo simplemente una confrontación se ha ido acrecentando. Miles de personas se han unido ya a la organización extremista con la pretensión de matar a todo ser sobrenatural y expulsar a los terrestres de la ciudad, imitando a algunas de las ciudades del norte, donde se encuentra la mayor concentración de infectados. Vetrara es la primera ciudad de la unión en sucumbir ante una guerra de razas que parece avanzar imparable…»

Sorprendido por aquel inesperado ruido, Aldemir abrió los ojos como platos y dirigió la vista al motivo de su incómodo despertar.

– Pero qué…- Anja había conectado su comunicador y estaba proyectando aquel informativo en la pantalla de encima de la chimenea- ¡¿Cómo cojones has entrado?!- protestó irritado.

– Buenos días a ti también querido.- Respondió ella con sarcasmo- Llamé varias veces pero como no respondías, decidí entrar por mi propia cuenta- Señaló mostrando las llaves.

– ¿Los humanos soléis colaros mucho en casas ajenas?

– No haberme dado tus llaves, elfo idiota.- señaló Anja sabiendo que odiaba aquel apelativo que tan bien describía las puntiagudas orejas de los Delhârians- Haz el favor de callarte y escuchar las noticias- ordenó- Tienes que ver esto.

«…Éstas son algunas de las imágenes tomadas ayer por la noche. Como pueden ver, algunas zonas han quedado prácticamente destruidas. La mayoría de los habitantes han huido mientras otros se resisten a abandonar su hogar…»

– Malditos imbéciles. -masculló Ál refiriéndose a los cazadores- dicen que quieren proteger la ciudad pero mírales, destruyendo hasta sus cimientos.

– ¿Eso es lo que te preocupa? ¿La ciudad? – preguntó ella al ver las espeluznantes proyecciones que se reproducían ante ellos.

Áldemir la contempló sin mediar palabra. ¿Qué iba a decir? En cuanto abriera la boca se crearía una disputa entre ambos. Anja no entendía por qué luchaban pero él sí. Aquella gente estaba defendiendo su vida, su familia, su futuro…su tierra. Apoyaba muchos de los ideales radicales pues había nacido para ello. Sus habilidades junto con su inmunidad a aquel virus demostraba que estaba allí para combatirlo, pero contemplar el nefasto resultado en el que estaba quedando Vetrara le ponía furioso.

– ¿No has tenido noticias de los demás Kalhars?

– Aún no, pero viendo cómo se están poniendo las cosas…imagino que no tardarán en llamarme.- contestó Áldemir antes de que Anja apagara la pantalla.

– Espero que no aceptes un trabajo como ese.

– No hablemos del tema, por favor- Suplicó él mientras masajeaba su sien intentando en vano aliviar el dolor de cabeza que iba en aumento.

Tras aquello no iba a poder pegar ojo. Las imágenes que acababa de ver se arremolinaban en su mente haciéndole sentir una fuerte sensación agridulce que se unía a su resaca. Maldito alcohol importado, ¿Qué demonios le echaban los humanos a las bebidas? Fuera lo que fuese, lo que bebió la noche anterior era veneno puro, o quizás simplemente se estaba haciendo demasiado viejo para aguantar unas cuantas copas…

– Nah, ni de coña.

– ¿Al final no te trajiste a la chica de ayer?- Preguntó Anja cambiando drásticamente de tema.

Áldemir miró a su amiga de reojo y negó con la cabeza.

– Preferí tirarmela en los baños del pub.

– Tan romántico como siempre.- resopló poniendo los ojos en blanco.

– Tengo una reputación que mantener. Además, cuantas menos tías conozcan donde vivo, mejor. Igualmente, ella quería acostarse conmigo por mi fama y a mí simplemente me apetecía follar.- explicó mientras se ponía en pie- Me vino muy bien descargar toda aquella… adrenalina.- puntualizó tras buscar una palabra que no sonase mal.

Anja le miró con recelo, el muy cabrón estaba sexy hasta recién levantado y habiendo trasnochado, sin embargo, ella había amanecido con unas ojeras que le llegaban hasta el suelo.

– Tu reputación con respecto a las tías se hundió hace tiempo.- le atacó.

– ¿Tú crees? Pues a mí me parece que está bien alta y erguida.- respondió con aquella sonrisa malvada que podía derretir hasta un témpano de hielo.

Antes de que su amiga pudiera contraatacar, su reloj comenzó a parpadear alertándole de una llamada entrante. Aquella era la temida y anhelante oferta. Ambos se miraron en lo que les pareció un silencio eterno. Áldemir podía leer en los ojos de su amiga una clara advertencia: <<No contestes, no te metas en esa lucha>>. Pero él deseaba con todas sus fuerzas decir que sí. Era justo lo que necesitaba, un cambio de aires, un poco de acción. Sentirse útil y demostrar su valía. Ni su mejor amiga podría impedírselo.

Por lo que allí estaba, en Vetrara, intentando acostumbrarse a aquel clima tan desagradable a pesar de que ya llevaba 5 días en aquella ciudad.

Protegido hasta las trancas con un largo abrigo negro de lana y doble abotonadura al que le acompañaba una bufanda gris a cuadros, Áldemir frotó sus frías manos tras quitarse los guantes intentando hacer entrar sus entumecidos dedos en calor ante aquella gélida noche.

Vetrara era una ciudad fría, húmeda y oscura ubicada al noroeste de la unión. Siempre cubierta por espesas nubes grises y un manto de fina lluvia que no dejaba nunca de caer. Sus edificios eran altos y estrechos, con ventanas minúsculas para impedir que el calor de los hogares escapara al exterior. Todas las construcciones eran de piedra rugosa, una piedra que año tras año iba acumulando el verde musgo que se alimentaba de la humedad junto con el hollín de sus candelas continuamente encendidas. Por último estaban sus calles, angostas y retorcidas, recordando a un siniestro laberinto inundado por humo y niebla.

A pesar de su exterior hostil, las casas de Vetrara eran cada una más acogedora que la anterior: Con grandes chimeneas, enormes lámparas, suaves alfombras y decoraciones en tonos alegres y coloridos. Pero nada de esa calidez quedaba ya y Ál se arrepentía de estar allí y ver cómo lo poco que aún se mantenía en pie estaba siendo totalmente devastado.

¿Había sido buena idea aceptar aquel trabajo? En parte sí, en parte no. Era su deber unirse a aquella guerra pues por algo era un Kalhar y obviamente quería luchar, ayudar y ver con sus propios ojos la situación de la ciudad, no contemplarla tan sólo a través de las noticias como un mero espectador. Sin embargo, cada día se sentía más asqueado. Demasiadas muertes, demasiada sangre de inocentes. Se le revolvía el estómago al ver cómo aquellos demonios degollaban y mutilaban a los suyos sin un ápice de remordimiento. Les odiaba, les despreciaba con todas sus fuerzas y eso que no había pasado ni una semana desde que contactaron con él.

Rodeando lo que parecía haber sido una majestuosa fuente en aquella derruida plaza, Áldemir continuó su camino en silencio por el callejón contiguo a la calle principal. En lo que iba de noche, había matado a 5 infectados, algo a lo que estaba acostumbrado, pero no estaba preparado para asesinar también a mortales. No se esperaba ni por un segundo que también hubiera Delhârians y terrestres en el bando enemigo defendiendo a los vampiros y licántropos. Familiares, amigos e ignorantes que luchaban con la idea de que aquellos monstruos no eran todos unos asesinos, con la creencia de que muchos podían tener empatía y humanidad y con la esperanza de que algún día, esos parásitos volverían a ser personas. Pobres Ilusos. Esa era la cara más difícil de aquella guerra. Se negaba a hacerlo hasta que finalmente se había visto obligado a deshacerse de personas que no debían estar allí. Daños colaterales que sabía que debía superar, pero aún así no podía evitar sentirse tremendamente defraudado, abatido y en parte, culpable.

El intenso olor a pólvora y descomposición no ayudaba nada a despejar su mente. En las estrechas calles se acumulaban los escombros junto con los cadáveres mortales de ambos bandos. Intentando sortearlos tapándose la nariz con su bufanda, Aldemir se fijó en los curiosos carteles monocromos de busca y captura que colgaban de aquellas paredes a punto de desplomarse. La mayoría estaban roídos, pero aún quedaba alguna que otra fotografía en pie. Fue la imagen de un chico la que llamó su atención. Según podía leer en el epígrafe, aquel muchacho de mirada inocente era un infectado altamente peligroso. ¿Cómo podía ser tan siquiera posible? Extrañado, arrancó uno de los carteles para analizarlo mejor bajo la escasa luz que le proporcionaba la única farola que quedaba intacta. Era totalmente impensable que aquel fuera el rostro de un asesino, no podía ser cierto.

Sin darle mucha más importancia, concluyó en que debía ser un error, por lo que arrugó el papel y lo lanzó a la solitaria papelera que pendía de un torcido y algo calcinado poste de madera.

– Por tu actitud veo que no te ha llegado el aviso.

Una voz familiar le sorprendió desde atrás y, reconociéndola al instante, se giró para contemplar a su colega de profesión.

– ¿De qué aviso me hablas Gael? – preguntó tras bajar su bufanda, dejando pasar el hedor a través de sus fosas nasales.

– Ese cartel que acabas de tirar… ¿Recuerdas a aquel niño de Livrug que asesinó a 76 personas?

Áldemir asintió. ¿Cómo iba a olvidarlo? Habían pasado ya unos 9 años desde que aquellas muertes conmocionarion a toda la población, repercutiendo entre los Kalhars, quienes intentaron darle caza sin resultados. Aquel caso era incomprensible, se escapaba a toda lógica: Un niño de aproximadamente 8 años se había convertido en la máquina de matar más temida de la región. Era rápido, estaba adiestrado y su apariencia inocente le hacía más fácil el camino hacia sus víctimas. Se oían rumores de que era una sombra oscura que se movía con sigilo y trepaba sobre sus presas, algunos decían que era una bestia salvaje, un licántropo con grandes garras y fauces, y otros tantos comentaban que parecía un pequeño ángel tan rápido que no llegaban a guardar en sus retinas su dulce rostro, solo recordaban lo que más impactaba: que era el mismísimo diablo encerrado en el cuerpo de un dulce chiquillo. Lo cierto es que nadie que lo hubiera visto de cerca había salido con vida. Aquel depredador era toda una incógnita porque, ¿De dónde sacaba aquella fuerza y esas habilidades siendo tan joven? Estaba claro que había sido infectado pero era imposible que un niño superara en destreza a todos los vampiros que habitaban sobre la faz del planeta. Ninguno era tan despiadado ni tan sádico y voraz como él. Aquel crío no debía tener conciencia de lo que era la moral y menos aún de la importancia de la vida. Él simplemente se alimentaba, disfrutaba jugando con sus presas, torturándolas hasta la muerte como haría un gato con su escurridiza comida. ¿A qué clase de extraño monstruo se enfrentaban? ¿Era una nueva epidemia, otro tipo de maldición? Fueron años en los que las víctimas aparecían mutiladas de forma violenta pero, conforme el número de crímenes ascendía, el tipo de asesinato se iba haciendo menos destructivo y más astuto. Aquella bestia estaba aprendiendo a controlar sus impulsos. Era consciente de que le seguían los pasos por lo que aprendió a ser más sutil y a esconderse mejor hasta que, por fin, los asesinatos cesaron…o al menos eso quiso hacer creer.

– Pensamos que podría ser el chico de esa foto. Ahora debería tener unos 18 o 19 años y se oculta aquí, en Vetrara.- señaló Gael.

– ¿Habéis colgado vosotros esos carteles?- Preguntó Áldemir torciendo el gesto.

– Creo que fueron cazadores. La guardia no da abasto como para distinguir entre los miles de crímenes que hay al día. Difundieron la fotografía del chico justo después de que asesinara a tres de los suyos hace unos días. Tendrías que haber visto los cadáveres… uno de ellos parecía una auténtica momia, estaba totalmente disecado, sin una gota de sangre. -explicó arrugando la nariz mientras rememoraba la escena- Fue eso lo que captó al principio nuestra atención. Pero además, hubo una testigo. Una vecina de su mismo edificio pudo verle desde una de las ventanas que parecen abandonadas. Cuando describió lo sucedido, nos dimos cuenta de que las habilidades junto con la forma de matar cumplían el mismo patrón de nuestro querido asesino, y su rostro cuadra con los rumores.

– El rostro de un ángel.

Gael asintió.

– Puede que por fin estemos más cerca que nunca de capturarle.

– Ya veo…- titubeó Áldemir.

– No te noto muy confiado.

– Es que hay cosas que no me cuadran.- confesó- ¿Realmente creéis que es la misma persona de hace 9 años? Quiero decir…¿Pensáis que ese pequeño monstruo al que buscábais ha crecido?- Su amigo asintió.- Eso no tiene sentido.

– Sé que parece extraño pero…

– Un vampiro no crece Gael, están clínicamente muertos.- le cortó.

– ¿Y si es un vampiro que ha evolucionado? Piénsalo, puede que la maldición haya mutado.- le explicó recibiendo por respuesta una carcajada sarcástica- Además, no le afecta la luz del sol- añadió molesto ante la reacción de su compañero.

– ¿Un vampiro evolucionado que crece y camina bajo el sol? No quería decir esto pero, ¿Qué clase de droga fumáis? Si es como decís, debe de ser un licántropo que pueda controlar su propia transformación, es de lógica. Los licántropos crecen y son inmunes a los rayos ultravioleta, pero los chupasangre no. Eso es de primero de preescolar Gael.

– Ningún hombre lobo puede hacer lo que hacía él a tan corta edad, además, las mordeduras y las habilidades son las de un vampiro. Obtenebración, celeridad, presencia…

Áldemir dudó. Aquello no tenía ni pies ni cabeza.

– ¿Sabéis a ciencia cierta que tiene esas habilidades? Porque, sinceramente, me da la sensación de que estáis mezclando las víctimas de diferentes depredadores. Es la única explicación lógica que puedo darle. No hay evidencias de vampiros que hayan mutado y estoy seguro de que ese monstruillo que buscáis desapareció hace años, bien porque está muerto o porque aprendió a esconderse. Estáis perdiendo el tiempo buscando «fantasmas».

– Te veo bastante escéptico.

– Intento ser razonable.

Eres el más despegado de los siete Kalhars, entiendo que te guste trabajar en solitario pero creo que no deberías hablar sin antes leer toda la información que hemos obtenido a lo largo de los años.- le aconsejó Gael.

– Ya sabes que no me gusta involucrarme demasiado en vuestra pequeña «secta».

– Nuestra.

– Cómo sea. A mí me alegra mucho que por fin hayáis encontrado un pasatiempo, pero leer vuestras novelas de ficción no es algo que me apetezca, tienen demasiadas «lagunas».

Gael frunció el ceño claramente dolido. Áldemir era sin lugar a dudas el más trabajador y eficiente de todos, pero eso no le hacía menos capullo. Desde el principio Ál había elegido vivir su propia vida sin involucrarse demasiado con los Kalhars. Le gustaba demasiado su don y su trabajo como para limitarlo sólo a lo que un grupo de sobrenaturales le dijeran. A pesar de ello, solía preocuparse por estar al tanto de los temas más candentes y siempre estaba ahí cuando le necesitaban ya que luchar y proteger era su afición favorita, por un módico precio, claro.

– Tú ándate con ojo y reza por no toparte con ese «niño».- le advirtió Gael.

Áldemir alzó la ceja ante aquella advertencia que parecía más bien una amenaza. Extrañado, volvió a contemplar con curiosidad aquellos carteles. El rostro ovalado de aquel joven, las sutiles pecas, esos ojos serenos y almendrados. El flequillo le caía sobre la cara acentuando una faceta tímida que se potenciaba aún más con aquella expresión de inocencia remarcada por sus labios entreabiertos… De repente, sintió una inmensa curiosidad, unas intensas ganas de encontrarle, de tenerle cara a cara si es que aquello era posible porque, si le tuviera delante, conseguiría desmentir toda esa sarta de tonterías que sus compañeros habían inventado.

<<Infectado Altamente Peligroso>> releyó. Menuda idiotez.

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RÉQUIEM X LA INOCENCIA_Prólogo

RÉQUIEM POR LA INOCENCIA

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*ATENCIÓN* Esta novela está protegida por cogyright. Cualquier copia o plagio será castigado por la ley.

PRÓLOGO

El calor ya era palpable en la habitación, el vaho había invadido la ventana ornamentándola con pequeñas gotas que se condensaban y caían deslizándose suavemente por el frío cristal que les protegía de aquella gélida noche.

– No puedo más

– Aguanta

Hacía tiempo que no habían tenido un encuentro así y había perdido mucho poder de autocontrol. Las caricias empezaban a quemarles y sus besos, dulces al principio, se habían convertido en una lucha por demostrar quién de los dos estaba más hambriento. Las embestidas comenzaron a ser más rápidas, más firmes, más profundas. Le tenía acorralado, le había hecho perder su arrogancia y también su coraje, haciéndole caer en un abismo del que era incapaz de escapar.

– Por favor…

Su voz temblaba, su pulso iba a estallar. Ya era imposible seguir intentando controlar sus gemidos y sin fuerzas los dejó escapar, deleitando por completo con aquellos dulces sonidos a su odiado contrincante.-

– ¿Por favor qué?- quería oírlo de sus labios, quería que le pidiera aquello que tanto le avergonzaba.

– …Por favor….- no, no podía darle el gusto de oír aquellas palabras, no iba a permitirse de nuevo caer tan bajo.

– Ya veo…

Sin dudarlo, arremetió fuertemente contra él, penetrándole con fiereza, haciéndole gritar de dolor y placer a la vez. Ver su cuerpo retorcerse ante su mástil le otorgaba una embriagadora sensación de poder y control que le excitaba sobremanera.

– Hoy estás muy estrecho…- ronroneó suavemente en su oído, produciéndole un cosquilleo con cada sílaba- ¿Habías olvidado lo grande que la tengo?

Éste le respondió asistiendo entre sollozos, mordiendo su labio inferior con fuerza mientras intentaba controlar sus gritos. Sentía como aquel miembro duro como el mármol se abría paso a través de él, colapsando todos sus sentidos, haciéndole perder la razón y desatando aquel deseo que tanto pavor le daba…

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MAIDEN ROSE_Cap33 RAW

Hola a tod@s!

Para quien no haya podido disfrutar aún del capítulo 33 de Maiden Rose en mi pag de Facebook, os lo dejo por aquí y espero vuestras opiniones!

Sé de buena tinta que había mucha gente con ganas de algo hard, así que con este nuevo capítulo tendréis para sobrevivir unos meses XD (Aunque he de decir que odio la dichosa censura! Es tan absurda ¬¬ Si tengo tiempo la borro, la anaconda de Klaus no merece ser tapada!)

Cambiando de tema, me encanta que esta vez Inariya haya podido diseñar de nuevo la portada de la revista Hertz, es realmente preciosa!

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Bienvenidos!

A petición del público, hoy os traigo «Paws without humanity», uno de mis omakes favoritos de Maiden Rose y sin duda alguna el más divertido.

Espero que lo disfrutéis, a mi siempre me hace reír  😊

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